miércoles, 29 de julio de 2009

debate sobre la independencia del peru ( juliaca)

El debate sobre la Independencia
de antemano mis saludos a todos los lectores y pongo en debate de esta tema a todo los conciudadanos concientes y aficionados ala historia de nuestro pais que es el peru sobre el nacimiento del sistema republicano y de ante mano el agradecimiento de su comentario

el debate de la independencia concedida

La tesis de la independencia concedidaAntecedentes -->En 1972 fue publicado el libro La independencia en el Perú: las palabras y los hechos. Un conjunto de artículos escritos por diversos autores, compilados por el historiador peruano Heraclio Bonilla y la historiadora norteamericana Karen Spalding abrió un nuevo debate sobre el tema de la naturaleza de la independencia. De tendencias marxistas, Bonilla y Spalding en su artículo aseguraron que el nacionalismo criollo no existió a inicios del siglo XIX, que la participación popular en la independencia no existió y que la misma fue producto de ejércitos extranjeros que independizaron al Perú en contra del deseo de las elites criollas. Este planteamiento fue llamado el de la independencia concedida.
También a lo largo del libro se da una mayor importancia a hechos de la historia europea, como lo fue la invasión napoleónica a España en 1808 y la rebelión del general Riego en 1820, o la guerra con Inglaterra y la influencia que ésta tuvo en las colonias españolas y por lo cual se pasó de un coloniaje político a otro económico. También postula que la Ilustración no tuvo la importancia que aseguran los historiadores clásicos, pues no existieron bases para su desarrollo en la jerarquizada sociedad colonial. Finalmente propuso que las estructuras sociales básicas no cambiaron luego de la independencia, en la república inicial, contraviniendo los planteamientos unificadores de la tesis clásica.
La teoría de Spalding y Bonilla es por demás sugerente y muchas investigaciones posteriores han confirmado, menos radicalmente, la mayoría de sus planteamientos. Pero los autores también redujeron los acontecimientos de la independencia a luchas de clase y teorías sobre el colonialismo que más parecía una crítica al imperialismo capitalista del siglo XX.
De todos modos los planteamientos del libro mencionado, que son mucho más complejos que la simple tesis de la independencia concedida, abrió una serie de interrogantes y obligó a los investigadores de la línea clásica a reformular muchos de sus planteamientos, lo cual contribuyó a los estudios sobre el tema y a retomar una serie de fuentes que a la postre serviría para lograr una mejor comprensión del proceso. Los estudios contemporáneos más concienzudos son herederos, directa o indirectamente, de las investigaciones plasmadas en La independencia en el Perú.


Consecuencias, permanencias y cambios

La dictadura de Simón Bolívar -->Los principales cambios producidos por el largo y complejo proceso de independencia se encuentran en el campo de las ideas y de los planes políticos, más que en la realidad y en los hechos concretos. Una serie de cambios estructurales, sobre todo en el ámbito político se vio contrastado por una serie de permanencias a nivel social que impiden llamar a la emancipación del Perú una verdadera revolución social.
El cambio más importante fue el nuevo régimen político. El congreso constituyente de 1822 y la primera constitución política que se produjo en 1823 determinaron que el Perú sería una república, con poderes ejecutivos y legislativos, basada en los principios liberales de la democracia, ciudadanía, propiedad privada y derechos y garantías individuales. Las libertades que permitieron las discusiones políticas y doctrinarias, así como la libertad irrestricta de prensa produjeron largos debates sobre la libertad, la democracia y el progreso nacional.
Este debate doctrinario e ideológico, paradójicamente, no se vio traducido al campo de las acciones. Las permanencias sociales coloniales continuaron configurando al Perú republicano, que si bien se sostenía sobre una base de igualdad liberal, ésta parecía estar destinada más a las clases políticas dominantes, herederas de las elites criollas y de advenedizos grupos de poder, como los militares. En realidad muy poco cambió en la estratificación social peruana. Sus presidentes parecían monarcas, el ejército siguió detentando una hegemonía que luego se haría crónica luego de muchas décadas de vida republicana, los indios siguieron pagando tributo y los negros siguieron siendo esclavos. Dichos sectores populares estuvieron al margen de las decisiones políticas y de los planes de gobierno, mientras se configuraba un Estado favorecedor de la aristocracia limeña principalmente y de la provinciana en un segundo término.
Otra permanencia es la crisis económica. En los últimos años del virreinato, como ya ha sido mencionado, los gastos de los ejércitos represores realistas y las respectivas crisis comerciales y mineras se vieron agudizados con los ingresos de los ejércitos sanmartinianos y bolivarianos respectivamente. La destrucción de haciendas, los saqueos, las requisas, los cupos, las donaciones voluntarias u obligatorias, dejaron a los antiguos grupos de poder comercial y productivo prácticamente en la bancarrota. Esto produjo el intento de la aristocracia comerciante por volver a privilegios y mercedes coloniales del siglo XVIII en la producción y el comercio.
Una consecuencia que se debate entre la permanencia de una tendencia y el cambio es el apogeo de los militares. Si bien durante la segunda mitad del siglo XVIII los militares habían aumentado su poder considerablemente gracias a las continuas represiones en todo el continente, esta tendencia se agudizó a inicios del XIX, cuando se debieron enfrentar a las elites criollas de virreinatos como el de Buenos Aires. A partir de entonces, la corona dio una serie de fueros y privilegios a los militares de alto rango que les permitían actuar contra los poderosos criollos. Fueron esos mismos militares los que asumieron el mando del virreinato representados por José de la Serna, y conservaron sus cargos y fueros luego de las concesivas capitulaciones de Ayacucho y del Callao. Además, los generales que llegaron con las dos campañas libertadoras y el advenimiento de una serie de líderes regionales rápidamente convertidos en militares de mediano rango con mando efectivo, fortalecieron a este nuevo grupo que se encontraba disperso por el territorio nacional. En muchas ocasiones, estos caudillos militares fueron los árbitros y negociadores de las exigencias de sectores provinciales que buscaban los beneficios que habían recibido durante la colonia y que ahora eran centralizados por el poder político y la aristocracia. Las consecuencias directas de este apogeo es la crisis política que siguió a la independencia y la inestabilidad posterior hasta mediados del siglo XIX.
Las relaciones comerciales internacionales tampoco cambiaron con respecto a los últimos años de la colonia. Ya el comercio con España había caído en decadencia y los productos norteamericanos e ingleses habían inundado el menguado mercado peruano. Luego de la independencia, esta tendencia no cambió, sino se confirmó y agudizó. El ingreso de productos foráneos al mercado interno ante la debilidad de los antiguos comerciantes limeños fue inevitable, así como la influencia de estas nuevas potencias en los ámbitos de la vida política nacional.
Los pocos o nulos cambios estructurales que se produjeron luego de las guerras de independencia en el Perú provocaron un temprano atraso en el desarrollo de la nueva república. Las clases dominantes políticas no realizaron las transformaciones sustantivas que requerían los nuevos tiempos y la situación internacional cambiante. La nueva república del Perú nacía sin la menor participación de los sectores populares, que si bien no intervinieron mayoritariamente en las guerras de independencia, lo hicieron en mayor medida que la elite criolla limeña. La configuración de la política y sociedad peruana republicana poco se diferenció de su pasado colonial, dando inicio a un nuevo ciclo en la historia del Perú sin los cambios estructurales necesarios para plasmar en la realidad lo que se debatía en los espacios públicos.

jueves, 21 de mayo de 2009

la historia

CONCEPTO DE HISTORIA
La Historia es el estudio o la ciencia que estudia los hechos o fenómenos (de todo tipo y de toda duración) trascendentes de la vida de la humanidad, en todas sus conexiones, tanto sincrónicas (con hechos de la misma época), como diacrónicas (con sus antecedentes y causas, y con sus consecuencias). Diacrónico significa de épocas diferentes: anteriores o posteriores. Sincrónico significa que es de la misma época, simultáneo.
Fenómenos históricos según su duración:
de corta duración: acontecimientos. Son los que se producen en unas horas o días. (El crack del 29)
de media duración: coyunturales. Se desarrollan en pocos años. (La I Internacional)
de larga duración: estructurales. Se desarrollan en siglos. (La romanización, la Reconquista).
Profundización y ampliación de la definición de historia
La historia es la ciencia que estudia la interconexión sincrónica y diacrónica de los fenómenos importantes, proyectivos, de la vida de la humanidad que transcurre en el tiempo; los fenómenos, por tanto, que tienen la suficiente importancia para proyectarse en las épocas siguientes, en el futuro a través del presente; fenómenos de todo tipo -económico, social, político, cultural, artístico, religioso- y de toda duración -larga, media o corta-. Son procesos, pero no hay inconveniente en llamarlos hechos pese al malentendido positivista. El problema del positivismo no es que potencie demasiado los hechos, sino que no quiere considerar todos los hechos, sino sólo los cuantificables, medibles y, sobre todo, compatibles con su creencia de lo que es científico; y descarta los que los pueden valorar y dar sentido, precisamente los más vitales.
Hay hechos trascendentes y hechos que se agotan en su puro pasar, como dice Millán Puelles. Los primeros, por influir en el curso del acontecer humano ulterior y dar a éste una orientación, entran en la historia; los otros, como cerrados y estériles, quedan fuera de ella. Aquello a lo que compete ser histórico es actual en tanto que presente considerado de manera formal, no material; lo histórico se define únicamente por su permanencia. En este sentido, toda historia es historia contemporánea. Cada situación histórica presenta una interconexión sincrónica de elementos de todo tipo, pero además tiene -según el mismo autor- un doble contexto previo y posterior, una dirección proyectiva, además de una dimensión retrospectiva. Lo que hace ser histórico a un fenómeno es la virtualidad por la que trasciende. Historiar, por tanto, es conocer la virtualidad de los fenómenos. De ahí el carácter formalmente conectivo de todo conocimiento histórico. Establecer la conexión es el conocimiento histórico. Lo demás lo es sólo indirectamente, materialmente, si sólo es preparar los materiales. La forma del conocimiento histórico es la síntesis dinámica y conectiva de la continuidad de los fenómenos o procesos. Analizar objetos históricos aislados no es tarea histórica. Pero sí insertar en su contexto histórico ese análisis, que puede tomar del economista, sociólogo, filósofo, etc., o hacerlo él en cuanto economista, sociólogo, filósofo. Esto es combinar lo lógico con lo cronológico adecuadamente. Establecer el sentido general correcto y, en él insertar los datos trascendentes que lo indican verificados concienzudamente.
Todos estos planteamientos enlazan y se aplican a la metodología didáctica. Como trabajar la cronología más que como memorización de fechas, como búsqueda de las fechas de fenómenos históricos significativos, exponiendo su significado. Así se ayuda a evitar la cuantofrenia (Gurvicht). En el conocer histórico, el entendimiento lleva a unidad conectiva los elementos plurales coimplicados y verificados. Su única norma es la verdad. Así se puede superar la visión burocrática de la historia y también la manipulación histórica de signo contrario.
Todo ello utilizando el lenguaje común, llano, sencillo, sobrio que, por otra parte, es el más apropiado en historia, no la pedantería, que es inapropiada en todo. La historia nunca ha sentido la necesidad de usar tecnicismos, llega a decir F. Suárez; y Braudel recomienda taxativamente usar las palabras vivas del lenguaje vulgar. Lo cual no quita, sino que, al contrario, exige aclarar a los alumnos los tecnicismos y terminologías tópicas de las escuelas de moda para que les pierdan el miedo y para que sepan manejarse con soltura ante las realidades más allá de la barrera de las apariencias.
Libertad y verdad en la historia
Las ciencias humanas o sociales no son deterministas. No pueden conseguir establecer leyes deterministas que permitan conocer el futuro humano en términos matemáticos a partir de datos empíricos naturales. Hay que tener en cuenta la personalidad libre de cada individuo en la multitud de las sociedades humanas. No obstante, hay una parte condicionada en la libertad de los actos humanos. Hay que contar con lo condicionando, con lo que el hombre decide y con lo que no decide.
Es evidente que el hombre como animal racional que es, según la expresión aristotélica, es un ser por una parte biológico, sometido como tal a las leyes de la bioquímica. Y entra en los esquemas de la caracteriología por la interacción psicosomática. Además está inmerso en la naturaleza. Asimismo es evidente, por otra parte, que, como ser racional y social por naturaleza -también según el mismo Aristóteles-, tiene tendencia siempre a la afirmación y realización de valores tales como verdad, justicia, bondad, fraternidad, solidaridad, laboriosidad, creatividad... Y que tiene pasiones que someter para que impulsen en el mismo sentido, porque si no, frustran esos valores sometiéndole y convirtiéndole en un mal para sí mismo y para los demás.
Por su parte, la Sociología nos indica que además de los factores de la naturaleza, existen los factores sociales y económicos y que también influyen en el quehacer humano: factores geográficos y demográficos; las condiciones económicas tan ligadas a su vez a las geográficas y a las demográficas, además de a los factores culturales; sociales (idiosincrasia nacional o regional, costumbres, tradiciones, propaganda y publicidad, presión social, control social); políticos (coacciones, presiones, interiorización ideológica, terrorismo)... Todo esto es verdad que condiciona los actos humanos, sobre todo considerados a escala social. Y que hay muchos actos reflejos e instintivos, pasionales, influidos y coaccionados por la propaganda y otras presiones y no tan puramente voluntarios, incluso y sobre todo en los que dicen hacer lo que les da la gana. Pero todo esto no elimina la voluntad libre: una cosa es que la voluntad pueda o no y otra muy distinta que en lo que pueda, poco o mucho, sea libre, como dice Ferrán. Y el papel de la libre voluntad humana es la afirmación y realización de aquellos valores a través de los condicionamientos materiales y sociales y sirviéndose de ellos incluso. La libertad es la liberación de las coacciones del mal precisamente, el poder liberarse, o en realidad ser liberado de las coacciones nocivas, no tener siempre que obrar mal forzadamente, coaccionados interna o externamente, sino poder obrar bien.
La verdad
No obstante, se les puede llamar ciencias a las sociales en el sentido de que buscan un conocimiento demostrativo con pruebas de la verdad de sus conclusiones. Y lo buscan con métodos que pueden ser de alta especialización, utilizando a veces la tecnología más moderna para obtener información de sus fuentes y procedimientos matemáticos en el tratamiento de sus datos. El objeto de la Ciencia es la verdad o, lo que es lo mismo, lo que busca la ciencia es el conocimiento de la realidad. No subjetivismos, que son fuente de enfrentamiento, sino la verdad, en la cual todos podemos coincidir. Como decía Machado (Proverbios y cantares, LXXXV):
"¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela".
Y también, en lo que se puede aplicar para rechazar el concepto burocrático de la historia, como lo expresaba Einstein en carta al ministro de Educación de Mussolini antes de 1932:
"El deseo de alcanzar la verdad debe anteponerse a todos los demás. Fue este principio el que permitió a nuestra civilización iniciar su desarrollo... la búsqueda de la verdad científica, al margen de los intereses prácticos de la vida cotidiana, es algo que todo gobierno debería considerar sagrado, y, en interés de todos, debería dejarse trabajar en paz a los honrados servidores de la verdad".
La Geografía y la Historia vienen integrando desde hace muchísimo tiempo todo un conjunto de elementos materiales de las otras ciencias sociales, además de otros de las ciencias naturales y de algunos operativos matemáticos y, por supuesto, son informadas por las concepciones filosóficas subyacentes o explícitas, pero siempre decisivas para comprender y, por tanto, para expresar los conocimientos históricos: "La verdad de la historia está en función de la verdad de la filosofía que el historiador pone en juego" (H.I. Marrou).
De hecho, los profesores de Geografía e Historia conocemos por lo general las otras ciencias sociales a través de esta integración y utilización de sus conocimientos en nuestras disciplinas habituales, pero desde el punto de vista, u objeto formal, geográfico o histórico. El objeto material puede ser y es el mismo que el de otras ciencias, pero el objeto formal, lo que hacen con esos materiales, las define como ciencias diferentes esencialmente. Cada ciencia recibe sus principios de su ciencia superior. El concepto de lo que son las cosas y de lo que es el hombre y de todo lo humano lo reciben la Historia y la Geografía de la Filosofía. Cuando el geógrafo y el historiador, para hacer su Geografía y su Historia, conocen y definen esencialmente lo que es el hombre y todo lo humano, para explicar cómo ha llegado a ser lo que es y cómo se distribuye por la superficie del planeta, lo conocen y definen haciendo filosofía. Aunque sea partiendo de lo que diga el filósofo, es el geógrafo y es el historiador quienes lo tienen que comprender y expresar ellos. Y así lo hacen, sea buena filosofía, o falsa filosofía, como acontece.